viernes, 4 de diciembre de 2009

Día 2. En el tren haciq París
























8:02 Falta una hora para llegar a París. Me acabo de despertar y quizás este no sea el mejor momento para estar escribiendo. Estamos parados y todavía no ha amanecido. Me dieron el asiento mirando hacia adelante (la mitad de los asientos están enfrentados así que la mitad del vagón va sentado en contra de la dirección del tren.), pero no me sirve de mucho si no puedo ver el paisaje. Creo que he de empezar a acostumbrarme a las pocas horas de luz del norte de Europa, y sobre todo en Dinamarca. Copenague está a la altura de Edimburgo, lo cual es bastante al norte, y le calculo que como mucho habrá 4 horas de luz según nos aproximamos al solsticio de invierto el día 23 de diciembre.

Parece que esta noche ha sido luna llena. O tal vez es ya luna menguante. Me acabo de dar cuenta de que creo que no sé decir luna menguante en inglés, a menos que se diga “luna decreciente”. ¿Alguien me orienta?. En París voy a tener que correr un poquito. Sólo tengo dos horas desde que llego hasta que sale el tren a Bruselas, y tengo que cambiar de estación e intentar comprar el billete de vuelta de Colonia a Parías, ya que en España no lo pudieron emitir. El ordenador no lo encontraba. Resulta que el día 13 cambian el número de plazas y de asientos que se pueden vender en el extranjero así que estaba bloqueado. En la estación de Murcia lo intentaron durante casi una hora pero nada, y en Barcelona me dijeron directamente que no se podía, y que además en Francia estaban en huelga indefinida (sorpresa sorpresa...) así que el servicio era todavía peor (no sé hasta que punto creermelo ya que en Murcia no se habían puesto tan dramáticos. Que lo intentara al llegar a París, así que eso haré.

¿Mi viaje más largo? Este no, que además se me ha pasado muy rápido. 12 horas. El más largo fue el de Nambia, aunque no fue directo, y fue muy peculiar. Así que los más largos han sido el de Barcelona a Milán que hice el 19 de julio de este año, y que luego continué hasta Trieste y Ljubljana en Eslovenia para unos días más tarde ir al concierto de Bruce Springsteen en Udine (Italia) el 23 de julio. También el trayecto de vuelta de este verano europea, de Zúrich a Barcelona. Ambos duraron 14 horas. Es curioso porque tanto el viaje posterior a llegar a Milán y el anterior a llegar a Zurich fueron divertidos. El segundo más que el primero. Una de esas historias que contar.

Cogía el tren (me acabo de dar cuenta que este humilde tren se acaba de convertir en TGV) en Múnich después de haber llegado desde Praga el día anterior. Decidí pasar por la capital de Baviera puesto que mi antigua compañera de piso Christin seguía viviendo allí y eso era mejor que viajar directamente desde el sur de la República Checa donde estuve durante el verano a Zúrich via Viena en mismo día. Como el billete de Zúrich a París es más barato comprarlo desde España, le pedí a un amigo que me comprara el billete y me lo mandara. Llegó unas tres semanas antes de que saliera el tren. Hize todo el recorrido a Múnich y sólo cuando el tren arrancó de repente me di cuenta de que Suiza no formaba parte de Schengen (la unión aduanera de la Unión Europea -menos el Reino Unido e Irlanda y más Liechenstein, Noruega e Islandia) y por tanto iba a necesitar pasaporte. No lo había cogido cuando salí de España pues pensé que no iba a ir a ninguno de los países fuera de la Unión Europea, pero nunca se me pasó por la cabeza el tema de Suiza. Además por allí sólo iba a estar esperando al tren a Barcelona, unas tres horas. Ahora pienso que fue de todas formas una idea errónea, porque Eslovania estando tan cerca de Croacia, habría sido muy fácil visitar el país un día, y ahí sñi que habría necesitado el pasaporte.

El caso es que me tiré la mayor parte de las cuatro horas que dura el viaje de Múnich a Zúrich pensando que me iban a detener. Estaba todo el rato atento a que pasara el revisor pidiendo pasaportes. Cuando me pidió el billete pensé que lo haría, pero no lo hice. No se me ocurrió que pasada esa prueba podía estar tranquilo porque por ejemplo que tren que fue de Barcelona a Milán, al entrar no nos pidieron documentación pero sí cuando el tren llegó a la frontera con Francia. Así que yo seguía intranquilo. Había una señora delante de mí y de repente vi que buscaba algo en el bolso, y pensé que era su pasaporte, y que el momento había llegado! Pero era un hilo de coser! :S Me sentí un poco ridículo la verdad. Acababa de pedir por SMS la dirección y teléfonos del consulado español en Zúrich por si acaso. Al llegar a Suiza iría para que me expidiera un documento rápido (si es que eso se puede hacer), para que me dejaran salir del país. Según llegábamos a la frontera me ponía más nervioso. Iba mirando la hoja de ruta del tren que ponía el tiempo que el tren hacía en cada parada y parecía que en el lugar donde ya debería ser frontera o el último de Alemania no paraba más de lo normal, por lo que pensé que eso era indicativo de que no iban a pedir documentación. Finalmente ya pude ver alguna bandera Suiza ondeando y me relajé más, aunque seguía pensando que tal vez al llegar a Zúrich nos pedirían algo. Pero razoné que en las paradas en Suiza no había controles, y que si alguien se había subido en Múnich y se bajaba antes de Zúrich, debería ser comprobado al bajar del tren.

En Zúrich no había ningún puesto de control y todos salimos del tren sin contratiempos. Pero yo seguía empeñado en que Suiza no había firmado Schengen y que necesitaba el pasaporte, y que pasaría la noche en el calabozo! Aunque sinceramente, si he de pasar una noche en un calabozo, que sea uno suizo. Cuando llegué a Zúrich llamé al consulado pero era fuera de horario de oficina y sólo atenderían llamadas urgentes, por accidente grave o detención. Entonces vi que en la misma estación había un puesto de policía y pensé ir para que me detuvieran y así poder solicitar servicios diplomáticos! A mi en ese momento lo que me interesaba era que me deportaran a España, en el tren para el que yo tenía billete :-) Pero finalmente descarté la posibilidad de la policía y me fui a ver un rato la ciudad. Pensé que en alguna librería encontraría un libro de viajes donde explicaría lo del pasaporte. Pero no encontré ningún libro. Me metí en un supermercado para comprar comida pero no sabía si aceptarían mi tarjeta de débito española (no iba a cambiar dinero a francos para una compra), así que al entrar pregunté a la chica de la caja y me dije que sí. Compré tranquilo pero al ir a pagar había dos chicos catalanes delante de mí y cuando le dieron su tarjeta de crédito a la cajera, ésta les pidió el pasaporte. Pensé “Ahora sí, me van a detener!” Y estuve a punto de dejar la comida e irme, pero decidí que si tenía que ser, mejor ahora. Pasó la comida y le di la tarjeta pero a mí no me pidió nada. Tal vez porque ya le había preguntado al entrar...

Poco antes de la salida del tren me fui para la estación (sin haber encontrado en toda la ciudad una triste tienda de suvenires... como se nota que los suizos no necitan vivir del turismo...). La estación de tren de Zúrich es una estación abierta y el último andén da a una calle, es decir, que cualquiera se puede meter en el tren que para en ese andén y sería muy difícil poner una barrera temporal. Ese era mi andén. Y cuando ya estábamos subidos en el tren, la revisora nos pidió el billete y los DNIs... Nada de pasaporte.

Tres días más tarde ya en Murcia, me acordé de comprobar mis dudas. Suiza había firmado el acuerdo de Schengen en 2005 y éste había entrado en vigor a principios de 2008. :S :S :S :S :S :S

Así que esta entrada está dedicada a Javi Arabit ;)

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